Crítica
al elenco y obra de Pedro Páramo:
La historia de “Pedro
Páramo” es muy buena, no fue la obra lo que arruinó la historia, fue la
organización del teatro y la actuación de algunos personajes en particular.
En primera instancia, la
cita de la función era a la 1:30 P.M. Muchos estuvieron ahí puntuales para
alcanzar buen lugar debido a que la entrada era general. A esa hora la función
anterior aún no culminaba, tardaron demasiado en evacuarlos de la sala. Otro error fue la colocación de la puerta de
salida casi a un lado de la entrada, toda la gente estaba formada tuvieron que hacerse
a un lado para permitir la salida de la función anterior.
Una vez dentro del teatro se
esperaba que mínimo se respetaran las filas a la hora de acceder a la sala,
pero tampoco fue eso, nos dividieron en dos partes y al entrar fue toda una
revuelta, todo mundo quería ir arriba, pero no permitían el acceso hasta
haberse llenado toda la parte de abajo, incluso los últimos en arribar fueron
los que mejor lugar tuvieron.
El elenco de Pedro Páramo
fue suficiente en cuestión de cantidad, sin embargo no en calidad. Esto lo digo
principalmente por el personaje que interpretaba a Pedro Páramo. Su actitud era
muy arrogante, se mostraba arto no sé si de seguir interpretando ese papel o de
toda la audiencia. Me parece que fue más hacia la audiencia. Fue muy notorio en
la segunda parte de la obra, parecía no querer seguir ahí parado actuando para
personas que realmente no le prestaban atención y su desprecio fue aún más al
momento de despedirse de todo el público.
El teatro parecía un campo
de batalla, gritos, abucheos, piropos, bromas de mal gusto se escuchaban por
todos lados. Fue una falta de respeto tanto para los actores como para parte
del público que sí quería escuchar y disfrutar de la obra. Eso arruinó la
función pero en este caso no fue por culpa del elenco, sino del público. A mi
punto de vista si no iban a prestar atención o mínimo a respetar la actuación
de esas personas, mejor no hubieran ido. Es lo malo de cuando son eventos
obligados, pero también admito el hecho de que casi nadie asistiría si así no
lo fuere.
De quien quedé muy
impresionada fue de la actuación de Dorotea y Damiana, la ancianita. Se
desenvolvió muy bien en todas sus facetas. Desde cuando actuaba como una pobre
viejecita un poco chiflada y grosera que fingía cargar al bebé que nunca pudo
tener y que tanto deseaba yendo por el mundo sobre todo a la casa de Páramo a
pedir limosna, hasta cuando no podía caminar y tenía que andar cojeando. Su voz,
su caminar, su forma de mirar, todo me pareció sorprendente. Sabía muy bien lo
que hacía. Por un segundo olvidabas que sólo era una actriz.
De ahí en fuera los demás
personajes lo hicieron bastante bien, todos estaban muy metidos en su papel,
todo se veía reflejar en su forma de
hablar, de caminar, sus movimientos corporales y lo más importante es su tono
de voz. Costaba trabajo escuchar, de ahí la importancia de permanecer en
silencio por nuestra parte y de ellos de hablar lo suficientemente alto para
poder ser escuchados. También me agradó
mucho el personaje de Eduviges y de Susana. A mi parecer, las mujeres
interpretaron mucho mejor su papel con mayor entusiasmo y afición por lo que
hacían. Los hombres también lo hicieron bien, pero siento que les faltó mucho
más. Si acaso el único que podría decir que lo hizo muy bien a pesar de su
corta aparición en la obra fue Abundio.
Fue un buen elenco, el
vestuario y la ambientación estuvieron bastante bien para una obra pequeña.
Biografía
de Juan Rulfo:
Juan Nepomuceno Carlos Pérez
Rulfo, mejor conocido como Juan Rulfo, nació el 16 de Mayo del año de 1918 en
la ciudad de Apulco, Jalisco. Hijo de Juan Nepomuceno Pérez Rulfo y María
Vizcaíno Arias. Contaba con tres hermanos, el mayor llamado Severiano, y los dos
más pequeños que él, llamados Francisco y Eva.
Cuando contaba con tan sólo
10 años de edad es enviado a un internado en Jalisco para concluir sus
estudios. En ese año su madre falleció.
Intentó ingresar a una
preparatoria de la Universidad de Guadalajara en 1932, pero al encontrarse en
esos momentos en huelga continuó con sus estudios en un seminario, viajando a
la capital del país.
Hacia el año de 1936,
deseaba estudiar derecho en la UNAM, para posteriormente ingresar a la facultad
de filosofía, pero sus intentos fueron fallidos, a pesar de eso acudía como
oyente a las clases impartidas. Posteriormente entró a trabajar a la Secretaría
de Gobernación, donde conoce al escritor Efrén Hernández.
En 1941 parte a Guadalajara,
donde colaboraría con Hernández en la revista “América”. “La vida no es muy
seria en sus cosas” fue el cuento que marcó el inicio de su producción,
publicada en esta misma revista.
En 1947 un editor rechazó la
publicación de su cuento “Es que somos muy pobres”, evento que se le hizo saber
a través de una carta hecha por su novia y futura esposa, Clara Aparicio. A
ella le confesó que intentaba escribir un relato que llamaría “Una estrella
junto a la luna” que posteriormente se convertiría en “Pedro Páramo”.
A finales de 1948 trabajó
como vendedor de la empresa Goodrich Euskadi, donde aprovechó para sacar placas
fotográficas. En 1949 se comentaba que prepararía un artículo con fotografías
tomadas por él mismo sobre el castillo de Teayo, una zona arqueológica
Veracruzana.
Su trabajo fotográfico fue
muy amplio, mucho más que su obra literaria. Otro claro ejemplo es la guía
“Caminos de México”. A pesar de que su trabajo fotográfico fue mucho más
extenso, su verdadera pasión era la literatura, por lo tanto en los años
siguientes publicó los cuentos llamados: “Talpa”, “El llano en llamas” y “Diles
que no me maten”.
Su primera obra publicada en
forma de libro será en el Fondo de Cultura Económica (FCE), casa editorial bajo
la cual en 1953 habrá de aparecer "El Llano en llamas", con 15
cuentos.
En el año de 1959 realizó el
cortometraje llamado “El despejo” con la ayuda de Antonio Reynoso, firmado en
Hidalgo. Para el año siguiente se traslada a Guadalajara donde se encontraba
preparando un libro sobre la conquista de Jalisco, pero tuvo que regresar a la
Ciudad de México en el año de 1962, lugar donde trabajaría en el Instituto
Nacional Indigenista.
No es hasta el año de 1970,
cuando es acreedor del Premio Nacional de Literatura y en 1980 es homenajeado
nacionalmente en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. En el recinto
de la Avenida Juárez y el Eje Central se inauguró una exposición con toda su
obra fotográfica.
En 1983, recibe el premio
Príncipe de Asturias y finalmente fallece el 07 de Enero del año de 1986.
ESCRITO POR: LINA MARTÍNEZ LUNA
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