Wednesday, April 2, 2014

Lina Martínez Luna

Crítica al elenco y obra de Pedro Páramo:

La historia de “Pedro Páramo” es muy buena, no fue la obra lo que arruinó la historia, fue la organización del teatro y la actuación de algunos personajes en particular.

En primera instancia, la cita de la función era a la 1:30 P.M. Muchos estuvieron ahí puntuales para alcanzar buen lugar debido a que la entrada era general. A esa hora la función anterior aún no culminaba, tardaron demasiado en evacuarlos de la sala.  Otro error fue la colocación de la puerta de salida casi a un lado de la entrada, toda la gente estaba formada tuvieron que hacerse a un lado para permitir la salida de la función anterior.

Una vez dentro del teatro se esperaba que mínimo se respetaran las filas a la hora de acceder a la sala, pero tampoco fue eso, nos dividieron en dos partes y al entrar fue toda una revuelta, todo mundo quería ir arriba, pero no permitían el acceso hasta haberse llenado toda la parte de abajo, incluso los últimos en arribar fueron los que mejor lugar tuvieron.

El elenco de Pedro Páramo fue suficiente en cuestión de cantidad, sin embargo no en calidad. Esto lo digo principalmente por el personaje que interpretaba a Pedro Páramo. Su actitud era muy arrogante, se mostraba arto no sé si de seguir interpretando ese papel o de toda la audiencia. Me parece que fue más hacia la audiencia. Fue muy notorio en la segunda parte de la obra, parecía no querer seguir ahí parado actuando para personas que realmente no le prestaban atención y su desprecio fue aún más al momento de despedirse de todo el público.

El teatro parecía un campo de batalla, gritos, abucheos, piropos, bromas de mal gusto se escuchaban por todos lados. Fue una falta de respeto tanto para los actores como para parte del público que sí quería escuchar y disfrutar de la obra. Eso arruinó la función pero en este caso no fue por culpa del elenco, sino del público. A mi punto de vista si no iban a prestar atención o mínimo a respetar la actuación de esas personas, mejor no hubieran ido. Es lo malo de cuando son eventos obligados, pero también admito el hecho de que casi nadie asistiría si así no lo fuere.

De quien quedé muy impresionada fue de la actuación de Dorotea y Damiana, la ancianita. Se desenvolvió muy bien en todas sus facetas. Desde cuando actuaba como una pobre viejecita un poco chiflada y grosera que fingía cargar al bebé que nunca pudo tener y que tanto deseaba yendo por el mundo sobre todo a la casa de Páramo a pedir limosna, hasta cuando no podía caminar y tenía que andar cojeando. Su voz, su caminar, su forma de mirar, todo me pareció sorprendente. Sabía muy bien lo que hacía. Por un segundo olvidabas que sólo era una actriz.

De ahí en fuera los demás personajes lo hicieron bastante bien, todos estaban muy metidos en su papel, todo  se veía reflejar en su forma de hablar, de caminar, sus movimientos corporales y lo más importante es su tono de voz. Costaba trabajo escuchar, de ahí la importancia de permanecer en silencio por nuestra parte y de ellos de hablar lo suficientemente alto para poder ser escuchados.  También me agradó mucho el personaje de Eduviges y de Susana. A mi parecer, las mujeres interpretaron mucho mejor su papel con mayor entusiasmo y afición por lo que hacían. Los hombres también lo hicieron bien, pero siento que les faltó mucho más. Si acaso el único que podría decir que lo hizo muy bien a pesar de su corta aparición en la obra fue Abundio.

Fue un buen elenco, el vestuario y la ambientación estuvieron bastante bien para una obra pequeña.


Biografía de Juan Rulfo:

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo, mejor conocido como Juan Rulfo, nació el 16 de Mayo del año de 1918 en la ciudad de Apulco, Jalisco. Hijo de Juan Nepomuceno Pérez Rulfo y María Vizcaíno Arias. Contaba con tres hermanos, el mayor llamado Severiano, y los dos más pequeños que él, llamados Francisco y Eva.

Cuando contaba con tan sólo 10 años de edad es enviado a un internado en Jalisco para concluir sus estudios. En ese año su madre falleció.

Intentó ingresar a una preparatoria de la Universidad de Guadalajara en 1932, pero al encontrarse en esos momentos en huelga continuó con sus estudios en un seminario, viajando a la capital del país.

Hacia el año de 1936, deseaba estudiar derecho en la UNAM, para posteriormente ingresar a la facultad de filosofía, pero sus intentos fueron fallidos, a pesar de eso acudía como oyente a las clases impartidas. Posteriormente entró a trabajar a la Secretaría de Gobernación, donde conoce al escritor Efrén Hernández.

En 1941 parte a Guadalajara, donde colaboraría con Hernández en la revista “América”. “La vida no es muy seria en sus cosas” fue el cuento que marcó el inicio de su producción, publicada en esta misma revista.

En 1947 un editor rechazó la publicación de su cuento “Es que somos muy pobres”, evento que se le hizo saber a través de una carta hecha por su novia y futura esposa, Clara Aparicio. A ella le confesó que intentaba escribir un relato que llamaría “Una estrella junto a la luna” que posteriormente se convertiría en “Pedro Páramo”.

A finales de 1948 trabajó como vendedor de la empresa Goodrich Euskadi, donde aprovechó para sacar placas fotográficas. En 1949 se comentaba que prepararía un artículo con fotografías tomadas por él mismo sobre el castillo de Teayo, una zona arqueológica Veracruzana.

Su trabajo fotográfico fue muy amplio, mucho más que su obra literaria. Otro claro ejemplo es la guía “Caminos de México”. A pesar de que su trabajo fotográfico fue mucho más extenso, su verdadera pasión era la literatura, por lo tanto en los años siguientes publicó los cuentos llamados: “Talpa”, “El llano en llamas” y “Diles que no me maten”.

Su primera obra publicada en forma de libro será en el Fondo de Cultura Económica (FCE), casa editorial bajo la cual en 1953 habrá de aparecer "El Llano en llamas", con 15 cuentos.

En el año de 1959 realizó el cortometraje llamado “El despejo” con la ayuda de Antonio Reynoso, firmado en Hidalgo. Para el año siguiente se traslada a Guadalajara donde se encontraba preparando un libro sobre la conquista de Jalisco, pero tuvo que regresar a la Ciudad de México en el año de 1962, lugar donde trabajaría en el Instituto Nacional Indigenista.

No es hasta el año de 1970, cuando es acreedor del Premio Nacional de Literatura y en 1980 es homenajeado nacionalmente en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. En el recinto de la Avenida Juárez y el Eje Central se inauguró una exposición con toda su obra fotográfica.
En 1983, recibe el premio Príncipe de Asturias y finalmente fallece el 07 de Enero del año de 1986.

ESCRITO POR: LINA MARTÍNEZ LUNA


No comments:

Post a Comment